La princesa del lago.

Siempre paseaba por el margen del lago preguntándome cual sería la causa de que una vez al año miles de planta al unísono despuntaran tan bellas. En un entorno tan hostil para una planta, no me cabía en la cabeza que una planta pusiese llegar a crear una flor tan hermosa.
Cada día paseaba y me sentaba en la parte más alta del margen, desde donde no solo dominaba el lago, sino también sus alrededores. A mí vista todo se antojaba hermoso. La hierba era más verde, los pájaros llenaban el aire con sus cantos, el cielo azul magnificaba la tierra con su luminosidad y todo parecía creado para ser bello. Un lugar para disfrutar.
Acostado en la ladera pronto deje llevar mi imaginación y mirando al cielo buscaba formas caprichosas en las nubes que arriba muy altas, parecían jugar con el viento. Recordé una historia de una princesa que vivía en un lago como este. Un lago lleno de nenúfares como los que desde mi posición admiraba no solo hoy, sino cada día que me recostaba en este bello lugar .Una historia que había olvidado pero que contestaba a algunas de mis preguntas. ¿Cómo pude olvidar aquella historia? ¡La princesa del nenúfar!, así es como se llamaba la historia.

“La princesa del nenúfar había sido tristemente castigada a vivir recluida en un bello capullo de por vida. Como castigo por el amor prohibido que unió a sus padres una noche de luna llena para siempre, siendo el rey sapo y reina libélula ella”
Nadie en el reino animal apoyo dicha unión, dos mundos diferentes no podían unirse así como así de la noche a la mañana. Y los amantes huyeron lejos, muy lejos… Por desgracia, alejados del lago ninguno de los amantes pudo sobrevivir… sin alimento y sin la protección que el lago les ofrecía, murieron tristemente unidos en un abrazo hermoso y eterno…
Cuando los cadáveres fueron descubiertos, al cabo de los días, llenaron de lágrimas a sus descubridores… apenados trasportaron a los amantes de nuevo al lago. Una vez allí fueron depositados en un bello nenúfar que abrió por tristeza su flor.
El cuerpo de los amantes fue depositado en su interior e inmediatamente la planta cerro para siempre sus pétalos para conservar el amor de aquellos infelices seres que se arriesgaron a morir por sus sentimientos.
Nadie podía imaginar que de aquel hecho, surgiera un bello ser con forma humana, una ninfa que pronto fue recibida con admiración por los demás habitantes del lago. Era como una señal milagrosa de que el amor verdadero, nunca podría ser vencido por ninguna barrera.
Esto provoco un temor en cada gobernante de los reinos animales.
¿Qué pasaría si el amor era libre? Asustados… condenaron a la ninfa a vivir recluida de miradas durante toda la eternidad. Nadie vería el fruto del amor de dos seres de mundos distintos. Lo que para ellos era una aberración debía de ser eliminado y fue condenada a vivir dentro del capullo de un nenúfar.
Así fue como el amor prohibido entre los amantes fue condenado al olvido, y su fruto encarcelado eternamente en una cárcel de paredes carnosas y bellas dentro del lago. Una cárcel en definitiva que aunque bella por fuera resultaba igual de cruel que cualquier otra…
Tuvo que pasar muchos años, más de lo que la propia planta podría recordar para que el bello nenúfar se apiadara de la ninfa.
Cada año la flor del nenúfar se abre en verano cinco días para que la ninfa viaje por el lago contando la bella historia de amor que provoco su cruel castigo…

Me incorporo y miro al lago… ¿será verdad la historia? Me descalzo y dejo desnudos mis pies, con los pantalones remangados entro en el agua y me dirijo al centro del estanque… ¿si la princesa esta aquí?, estará en el más grande y bello nenúfar.
En el centro hay un bello ejemplar que destaca de cualquier otro. Me aproximo y justo me agacho encima de el para observar la flor… justo cuando me decido a acercar la mano una gran carpa salta a mi lado, provocando una salpicadura que me asusta y me hace caer de culo sobre el agua…
Una vez sentado, mojado y sintiéndome estúpido, no puedo dejar de reír al imaginarme la situación… me levanto rápido y mientras sigo riéndome me alejo feliz del nenúfar.

De camino a casa, mojado y risueño… me decido a recorrer el camino silbando una melodía pues me alegro de haber recordado tan bella historia… y contento de saber que cada ser del lago cuida de la bella princesa.



Para Judith.