miércoles, 8 de septiembre de 2021

La cara y la cruz.


 Cara.

Me enamore de ti,  todo era maravilloso.

Empezamos a salir y a soñar con un futuro juntos.

Vivimos nuestros primeros amores con pasión e ilusión.

Nos hicimos novios formales y empezamos a organizar nuestra vida en común.

Nos compramos nuestra primera casa y empezó a ser nuestro refugio íntimo. 

Mientras la decorábamos, trabajamos muy duro.

Un día por fin nos casamos.

Nos fuimos a vivir juntos y por fin empezamos a decidir realmente nuestras vidas.

Decidimos tener nuestro primer hijo.

Me dedique en cuerpo y alma a él.

...

Deje atrás mi trabajo, mi profesión.

Adopte el rol de ama de casa, feliz de poder criar a nuestro hijo.

Cuide de él, de ti, de la casa.

Me convertí en una mujer de su casa como lo fue mi madre.

Organice mi vida alrededor de las vuestras, colegio, compras, comidas, ocio, actividades extraescolares etc.

Mi vida no tenía otro sentido.

Mi tiempo no existía.

Un día me di cuenta...

Que tus amigos eran nuestros amigos...

Que tus hobbies eran nuestros hobbies...

Que tus vacaciones eran nuestras vacaciones...

Que tu tiempo libre era sagrado, pues yo tenía todo el del mundo...

Que lo que me gastaba en mí, para estar guapa y agradarte, siempre debía ser justificado y siempre terminaba en un reproche de desaprobación, haciéndome siempre ver lo inútil del gasto... del gasto de tu dinero, el dinero que tú ganas.

Que pretender tomar café con mis amigas era de liberal...

Que salir una noche sola era irresponsable...

Esperarte a ti en las cenas de empresas y demás era lo natural...

Que después de tanto tiempo anulada, pretender recuperar las riendas de mi vida era sospechoso...

Que en definitiva cualquier amenaza a tu dominio sobre mí, era peligroso.

Que por fuerza existía una razón, por fuerza alguien me había hecho ver las cosas de otra manera... en definitiva que era tan tonta que ni siquiera me creías capaz de ser yo misma quien me sintiera cansada de todo esto y me hubiese dado cuenta y rebelado.

Ahora soy la mala, la mala madre, la mala esposa, la culpable de tu infelicidad, ¿yo?... ¿estas seguro?

Por supuesto yo seré la culpable, y por eso cargare con mi culpa...con la culpa de no haberme dado cuenta antes de que yo no era feliz, de que también tenía mis sueños y mis anhelos e ilusiones.

 Culpable...

Ahora que mis hijos son mayores pretendo volver a serlo. 

Feliz...

Y por supuesto sola, no necesito a nadie más y menos a nadie como tú a mi lado.

Alguien que me haga sentir como algo que le pertenece, nadie que me recrimine lo que era y ya no quiero seguir siendo.

En definitiva nadie que dirija mi vida, soy libre, hago lo que quiero y siento lo que quiero.

Enseñar a mis hijos a ser como yo, es lo que me queda...enseñarles a compartir la vida con alguien, plena en todos los aspectos y sentidos.

...

Cruz.

Me enamore de ti,  todo era maravilloso.

Empezamos a salir y a soñar con un futuro juntos.

Vivimos nuestros primeros amores con pasión e ilusión.

Nos hicimos novios formales y empezamos a organizar nuestra vida en común.

Nos compramos nuestra primera casa y empezó a ser nuestro refugio íntimo. 

Mientras la decorábamos, trabajamos muy duro.

Un día por fin nos casamos.

Nos fuimos a vivir juntos y por fin empezamos a decidir realmente nuestras vidas.

Decidimos tener nuestro primer hijo.

Me dedique en cuerpo y alma a él.

...

Me aferre a mi trabajo a mi profesión por él.

Trabaje el doble, supere todas las barreras para ascender, soporte humillaciones y abusos de poder solo por asegurarnos nuestro futuro y el de nuestro hijo.

Cada día me levantaba feliz de tener un hogar maravilloso, lo pensaba para contrarrestar lo frustrado que me sentía en él.

Trabajo bien remunerado que no podía cambiar por otro que me satisfaciera mucho mas mi vocación, condenándome a sacrificarme por nuestro bienestar.

Soporté cada día tu indiferencia hacia mí desde que nuestro niño nació.

Recordaba amargamente esos días de soltero donde te pellizcaba o te susurraba a la oreja cosas y como me empujabas para apartándome de tí entre sonrisas. Me cansé  de buscarte y acepté que ahora nunca había ni tiempo ni lugar para nosotros.

Recordaba cómo nos mirábamos de novios entre la gente para decirnos con la mirada que te deseaba... y ahora no hay día que te mire y ni siquiera te das cuenta de mi presencia. Simplemente ya no existo... y no sé cómo  llamar tu atención.

Trabajo tanto que mi ansia es llegar a casa para estar con vosotros, pero nunca tienes tiempo para venir con nosotros a las actividades extraescolares, me siento horas a esperar a nuestro hijo y miro a los demás, tantas parejas y yo solo perdiendo un tiempo precioso que sería en otros tiempos un regalo para poder estar junto a tí. Y envidio a las demás parejas, mientras me pregunto qué te retiene en casa que te impide venir conmigo. Con nosotros.

Pasan los días y mi único consuelo es que lleguen las vacaciones para irnos a cualquier lugar y estar todos juntos... pero nunca lo pasamos bien, siempre estas de mal humor, aunque siempre elija el lugar pensando en tí.

Me entristece que te vistas en cinco minutos y te vas en diez cuando quedas con tus amigas... y cuando tenemos que ir a algún lugar te pases horas arreglándote y después de varias horas me tires el vestido y me digas enfadada que no sales, que el traje te hace mala figura y se te han pasado las ganas... y encima si protesto me hechas en cara que te pregunte si te quedaba tan mal, ¿por qué lo compraste?

Triste...

No sé qué decirte más, me siento triste que me dejes por algo que no puedo entender. Algo que achacas a mí... pero que no entiendo.

Siempre te fui fiel, nunca te di motivos para hacerte dudar de nuestro amor, cuando salía a cenar obligado a las reuniones de trabajo, solo pensaba en ti, nunca bebí, nunca llegue tarde, y siempre volvía a casa a buscarte lo más pronto posible. Y nunca me demostraste que me esperabas ansiosa por verme o que me añorases... Al revés, solo me esperabas para hacerme sentir mal, humillarme como si de un delincuente se tratase y un pretexto para pelear conmigo una vez más.

Ahora soy el malo, el mal padre, el mal marido, el culpable de tu infelicidad, ¿yo?... ¿estás segura?

Por supuesto yo seré el culpable, y por eso cargare con mi culpa...con la culpa de no haberme dado cuenta antes de que no éramos felices, de que también tenía mis sueños y mis anhelos e ilusiones.

Culpable...

Triste...

Solo...

Ahora que mis hijos son mayores me dejas.

 Enseñar a mis hijos a ser como yo, es lo que me queda...enseñarles a compartir la vida con alguien, plena en todos los aspectos y sentidos.

...

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