martes, 23 de agosto de 2011

El verano de la pantera rosa.


Cuando mi amigo me vino a decir que ella había preguntado por mí, una sensación de sorpresa y miedo me recorrió todo el cuerpo. Ella, esa chica de la cual me había enamorado hace 11 años… de nuevo estaba en Cádiz y de nuevo volvería a verla. Desde por la mañana que recibí la noticia estuve en un estado de nerviosismo y angustia, del cual sería difícil que saliera.
Pensaba en que le diría. Pensé varias veces incluso en no asistir a la cita. ¿Ella me vería como antes? me vería gordo… me vería viejo. Me preocupaba saber cómo me encontraría ella después de tantos años.
Cuando salí de trabajar y después de comer me quedaba largas horas aun hasta la noche, y serian tan angustiosas que las dedique a dormir, y así que pasaran rápidas las horas. Pero poco llegue a dormir… me movía inquieto en el sofá recordando miles de cosas de aquellos bonitos años.
¿Qué me hacia estar tan nervioso? Era que aun como siempre he sabido, ella me gustaba mucho… ¿esta vez me atrevería a confesarle el amor pasado?, a afrontar el hecho de que durante varios años solo pensaba en ella.
¿Y ella? Que sintió ese verano que estuvimos juntos, como era posible si tanto nos unió que de repente se perdiera todo, como perdimos de una manera consentida el contacto durante tantos años.
Para vosotros que no conocéis la historia, os diré que de nuevo mi estupidez y mis miedos influyeron mucho en nuestra relación. Amigos, muy buenos amigos… cada vez pasábamos más y más tiempos juntos. Esto provocó enfados en los demás pero al menos eso no influyo en mi y no interfirió al menos en nuestra estrecha amistad… disfrutamos sin serlo de un verano como una pareja de novios y pasamos muchos días juntos y muy felices…
Cada noche que estaba con ella, mi cuerpo y mi mente luchaba por animarse y besarla… pero en los días que estuvimos juntos no lo hice… lo deseaba enormemente pero no me atreví. Me deje llevar por la presiones de los demás, de su primo y su pareja que no consentía mi amistada estrecha con ella, de mis amigos que me malmetían sobre ella y sobre todo por las críticas de la dichosa diferencia de edad… tan solo 9 años que en aquellos tiempos era un mundo para mí. Además yo no sabía si mi amor era correspondido o tan solo era amabilidad hacia mí. Lo que si se, es que paso el tiempo y yo no le dije nada y el verano pasó.
Eran ya muchas las dudas sobre sus sentimientos, supuse que el tiempo las despejaría, pero de los diarios mensajes de móvil, “móvil que era una novedad por cierto”, se paso a ir espaciándose en el tiempo su recepción hasta prácticamente desaparecer… y así un día todo contacto desapareció… cambio de móvil o perdió mi numero. Cualquier cosas cabía esperar.
Yo estaba tranquilo pues era inevitable que al siguiente verano regresaria y así me dispuse a esperarla.
Pero una noche, estábamos en navidad, me encontraba sentado con unos amigos en un bareto de los que solíamos frecuentar, buena música y mucha cerveza… ¡y la vi entrar!… me quede inmóvil, no salía de mi sorpresa, había regresado y allí estaba acompañado de un perro flauta, “como algunos amigos gusta llamar a todo aquel mezcla de punk y vagabundo, que ni trabaja ni piensa intentarlo”…y eso me rompió el corazón… solo recuerdo que le di dos besos y estuvimos allí tan solo unos minutos con ella..
Tan pronto salió, me quede desconsolado, no entendía nada… pero era evidente que ella era libre de elegir y eligió con quien estar… ya no es que el chaval fuese lo que fuese, que lo era… sino que me sentí estúpido, y comprendí que me había enamorado tan solo yo… fantasee con un amor que no existía y eso me provoco tanta vergüenza como dolor…
Ya no la volví a ver ni lo intente. Simplemente estaba apenado… guarde todos mis tesoros de ella, en una nueva caja y la encerré en lo más profundo de mi armario. Aun mantengo cada mensaje que nos enviamos… Mensajes que podían haber correspondido a cualquier pareja de enamorados, pero triste de mí que aunque lo desee con todas mis fuerzas no fue así.
Cuando la vi… ya nada importaba, me acerque a ella sin ver nada más y le di dos grandes besos y le acaricié suavemente el brazo en un intento de creerme de que era de verdad. No lo podía creer, allí estaba de nuevo más de 10 años después, parecía que el tiempo no había pasado…
Nos sentamos en una terraza y durante horas disfrute de su compañía… me sentía contento y feliz… varias veces acaricie su brazo, no podía creer que fuera real… ¡mi querida amiga!, como podía haberla perdido de aquella manera tan idiota…
Nos hicimos varias fotos, quería de algún modo retenerla para mi ahora, aunque ya no sería justo separarnos de nuevo tan largos periodos de tiempo…
Aunque la noche no dio para mucho, si de una manera u otra nos comprometimos a mantenernos más en contacto y vernos más a menudo.
De regreso a casa, con una sonrisa… tan solo me acordaba de aquellos paseos de veranos en los cuales cogidos de la mano andamos tanto tiempo años atrás.

Aun me parece recordar su tacto… sus abrazos… ¡puede que lamente que nunca la besara!…

Pero no lamento la vez en que ella y yo, era lo único que importaba.

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