jueves, 24 de mayo de 2012

Un día en el Zoo.


Dicen que el amanecer en África es maravilloso…dicen que observar el despuntar del sol en el horizonte es una visión única e irrepetible… dicen que el color rojo de la tierra es fruto de la sangre que la madre naturaleza derrama en este salvaje lugar.

Los ruidos de los animalillos nocturnos van siendo sustituidos por bostezos de grandes felinos, que perezosos van despertando junto a los ruidos que hacen sus presas al corretear.
De una manera u otra, la sabana se pone de nuevo en movimiento, un nuevo ciclo comienza como cada día…. “Unos morirán para que otros puedan continuar viviendo”. Y mi visita prevista hoy al zoo debe haberme inducido a soñar con África.

Yo como si de África se tratase, me he levantado como un depredador hambriento. Y en cierto modo lo soy. Animal y ¡hambriento! y encima un animal de costumbres. Por eso me he vestido rápidamente como cada mañana, he cogido mi gorra, mi mochila, mi cámara y me he ido al mismo bar de cada día a desayunar. Gran tostada y un buen café con leche. Un desayuno típico, no estoy en África realmente, así que no me veo obligado a cambiar mis hábitos… o al menos de momento aun no…

Llevamos planeado la visita al zoo semanas antes… y los días no han ido acompañando. Primero frio, luego mucho calor… temía que el día elegido, fuera el peor. Pero el día amaneció como a mí me gusta, soleado pero fresquito…
Tengo que recoger en su casa a mis dos invitadas. “Qué bien ir con personas que comparten el gusto por la naturaleza tanto como tú”

Bien pertrechados entramos en el zoo… sentimientos contrarios se me vienen a la cabeza y al corazón… ¿se puede conciliar la pasión por la naturaleza con un sitio como este?... Pronto descubriría que sí.

El zoológico está muy cambiado, se nota la inversión que se ha hecho en este lugar, “ser un centro de cría del lince ibérico en cautividad, debe haber reportado mucho al zoo”…
La entrada principal resulta impactante…. Muy bien cuidado todos los detalles y una exuberante vegetación hacen las delicias de la vista,,, pero son los flamencos en su lago ,los que nos reciben y son el centro de las atenciones y de las primeras fotos de los visitantes que se agolpan en el murito que los protegen, para retratarse con tan bella imagen de fondo.

Justo aquí, me llevo la primera sorpresa del día, Carla con tan solo 8 años, saca un cuaderno nuevo y un lápiz, ¿Qué cosa?... ¡tiene pensado anotar cada animal que vea y cada planta!
¡No solo me sorprende! Me alegra jejeje, pero hacemos un pacto, primero yo la ayudo con los animales y luego ella en un halago de condescendencia hacia a mí y a sabiendas de mi pasión por los árboles accede a dedicar la última parte de la visita, a ver los arboles y anotar los más señalados ejemplares.

Y empezamos primero con un paseo en tren que nos lleva por todo el parque… ya vamos viendo un adelanto de lo que nos espera…

Al bajar las prisas son para ir a ver a Buba, el elefante del zoo, pero no lo vemos, es su lugar, vemos a una manada de estatuas a tamaño natural de varios ejemplares en el lugar que ocupaba Buba… según reza el cartel, una vez cumplido 25 años, ella, “pues es una elefanta” ha sido enviada a un zoológico de Hungría para que pueda emparejarse y ser madre…

La niña al principio se lleva una desilusión pero nuestras explicaciones sobre el bien del que se haya trasladado, terminan por convencerla.

El resto del día transcurre con emoción, cada animal, cada anotación en ese cuaderno, nos va haciendo comprender que casi todas las especies que vemos están con un farolillo rojo, eso indica que están gravemente amenazadas o a punto de extinguirse…
Cada animal y el intento de cría en cautividad, están apadrinados por empresas nacionales y locales que ayudan a la conservación de las especies allí reunidas.

Es el león, el más espectacular para mi junto con las largas jirafas de todo el parque… impresiona estar a tan solo un metro de tan grandes animales, y hoy el león esta juguetón, pues no para de rondar a los humanos mirones que con exclamaciones siguen sus movimientos al otro lado de la reja, la hembra parece ajena a tanto alboroto. Con estos dos, solo hay 250 más en todo el planeta. Y una placa reza y advierte del desastre al que el león asiático está condenado… sin hábitat naturales, solo les queda sobrevivir en zoológicos o en pequeñas reservas…

Son tantos los que hay y tantos los programas de cría que me sorprende el zoo, esto no es una exposición… es un intento desesperado de recuperar especies de todo tipo, aves, mamíferos, reptiles… hay de todo. Y en algunos lugares indican que el animal ha sido recuperado y es imposible devolverlo a la naturaleza.
Cualquier amante de la naturaleza no deja al menos de cuestionarse que estamos haciendo mal.

Al llegar al jardín botánico ya estamos algo más cansados, pero leer los carteles de los arboles nos divierte. Árbol del amor, trompetas del juicio, sombrilla china…. “Nombres curiosos y sobre todos muchos”
En el parque hay 150 especies de árboles diferentes,,, el ultimo es un ombú, un árbol del que todos han escuchado hablar alguna vez, pero nadie sabe cómo es, o nunca lo ha visto ,,, y aquí hay un gran ejemplar, traído de la argentina imagino… pues es su hábitat natural.

Es imposible resumir en tampoco espacio, como nos lo pasamos…pero lo que sí, es que volveremos.
Carla lleva un cuaderno entero de nombres anotados y yo un montón de fotos en mi cámara… Su madre que es todo lo contrario a su hija, pasea junto a nosotros rebosante de tranquilidad de camino a la salida…

A veces me pregunto que pensara de mí ella, cuando me ve todo el tiempo chinchando a la niña y la niña a mí… ¡y sobre todo comportándome como un niño de 8 años! Imagino que nada bueno jejeje… a veces hasta yo me lo creo, pero no puedo dejar de actuar de una manera infantil con ella…

Creo que lo pasamos bien juntos,… ambas compañías me vienen my bien… “la serenidad de la madre y el nerviosismo de la hija”


Un día en el zoo puede que no se pueda comparar con un día en África… ver que el noventa por ciento de las especies son africanas… me hace pensar cuanto queda para que África deje de ser, lo que creemos que es, un vergel de plantas y animales…
Solo en casa, pienso que solo podemos rezar para que los hijos de nuestros hijos no tengan que conformarse con ver un mundo con digitalizaciones de animales en parques tecnológicos porque ya no existan… ojala no se destruyan mas hábitat naturales y aprendamos a preservar los que ya tenemos.

A ver si un día África deja de ser la herida abierta del planeta…



“Ahora solo me queda disfrutar ya acostado en la cama con el recuerdo de las experiencias tan gratas vividas en nuestro pequeño safari dominguero”

jueves, 3 de mayo de 2012

El guardián.



Hace años. Muchos años… una joven princesa, que vivía en un reino muy lejano y exótico. En un lugar de la india profunda, cumplió sus dieciochos años de edad. Su padre el marajá decidió casarla con un apuesto príncipe hindú vecino.

La joven era hermosa, una joven de piel morena, de cabellera negra recogida en una larga trenza, de ojos verdes turquesa, y que irradiaba belleza natural por donde pasaba… pero a la vez la princesa también era testaruda y caprichosa.

Nada más conocer al apuesto joven, la muchacha ya sabía que no aceptaría casarse con él… y después de varios minutos escuchándolo….se levantó y le dijo a su padre:
¡Padre! Este hombre no será nunca mi esposo…. Y acto seguido la princesa huyó a su habitación…
Su padre indignado y avergonzado se excusó ante el joven y la castigó a permanecer encerrada en lo más alto de una torre,… hasta que entrara en razón o aceptara a alguno de los candidatos que se prestaban a cortejarla. Jóvenes reyes vecinos, hijos de marajás influyentes, y toda clase de gente de gran relevancia. Incluso algún príncipe venido de algún reino lejano de occidente. Se ofrecían para cortejarla.

El marajá encargó la vigilancia de la celda a uno de sus más valerosos soldados. El joven soldado cada noche prestó guardia sin reparar en los lamentos de la princesa, ni los golpes ni los gritos inmutó al joven guardián.
Pasaron los días, y las semanas… y la princesa se negaba a recibir a ningún pretendiente…. Mientras, el joven cada noche hacia guardia inmóvil frente a la puerta. Ávido de impedir cualquier intento de ayuda o auxilio.
La princesa encolerizada por el encierro tardo un mes en apaciguar su genio… y una semana más en asimilar su destino…

Una noche ella abrió el pequeño ventanuco del que disponía la puerta maciza de la celda… y siseo al guardián…
¡Oye tú!

Déjame salir y te daré lo que me pidas…

Al principio el guardián ni siquiera volvió la mirada para escuchar lo que la princesa le decía…
Pero ella cada noche le tentaba con múltiples ofertas a fin de salir de aquel cautiverio.
El guardián con el paso de los días empezó a sentir lástima de aquella joven y una noche abrió la portezuela él y le dijo: ¿qué quieres?

Ella incrédula le dijo: ¡quiero que me dejes salir!

Él le contesto que eso era imposible…que eso no podía concedérselo…. Ella contrariada cerró la puertecilla de un brusco golpe.

Pasaron dos días y ella una noche le hablo: ¿cuéntame que pasa afuera?
El guardián le relató como durante días, muchos ricos pretendientes hacían cola para solicitar una entrevista, también le contaba los detalles de palacio y los muchos rumores que corrían sobre la suerte que a ella misma le esperaba…

Durante días guardián y cautivo hablaron noche tras noche… separados por una maciza puerta, que no impidió que poco a poco se fuese forjando una buena amistad entre ambos.

Durante la noche él le contaba mil y una batallas, que el mismo había vivido o había visto de primera mano. Relataba las aventuras con muchos aspavientos y manejaba su espada de aquí para allá, blandiéndola como en la batalla…. A lo que a la princesa expectante le correspondía con gestos de terror cuando el malo atacaba y con brillos en los ojos cuando el relato denotaba la inminente victoria del intrépido aventurero.
Cuando el cansado guardián, descansaba de sus aventuras, la princesa le relataba las visitas a las que su padre le obligaba a asistir… de manera burlona gesticulaba imitando a los pretendientes a los que acababa de conocer… se reía burlona y los imitaba, a todos algo le sacaba una risa…. Bromeaba con el que andaba como un caballo, y en la celda imitaba el altozano andar de un caballo, haciendo las risas de su guardián… se cubría con las cortinas a modo de capa para imitar el estúpido aspecto con el que algunos se habían presentado creyendo impresionarla, vestidos de manera estrafalaria… y así un sinfín de anécdotas.

Debió de pasar meses y la princesa no parecía tener la intensión de aceptar a nadie….lo que exasperaba a su padre. Lo que más le irritaba es que la princesa cada vez parecía más feliz en su cautiverio.

Una noche el guardián al comenzar su guardia, sorprendió a la princesa con una rosa roja robada del jardín, con la que obsequio a modo de regalo. Un detalle inocente por la amistad que se estaba forjando entre ellos…
La princesa sorprendida, acepto el regalo… ¿una rosa? ¿Una sola rosa? Y arrancada del mismo jardín suyo….nadie había tenido la osadía de regalarle algo tan ínfimo nunca…. Para ella una rosa no era nada, pero debió despertar en ella una sensación rara… pues agarro la rosa fuertemente como algo extraordinario…. ¿Que tenia aquella simple rosa que no hubiese tenido nada de lo que antes ella poseyó?

Fuese lo que fuese, la princesa cambio.

La amistad tan afianzada que antes parecía inquebrantable ahora parecía desvanecerse en un fino hilo… y asustada cerro la portezuela de la celda con cerrojo.

El guardián sin saber que ocurría golpeaba levemente la puerta cada noche, para llamar la atención de la princesa sin despertar alarma… pero ella no respondió nunca a sus llamadas.

Un día la princesa pidió a su padre que cambiase al guardián, por otro… su padre le pregunto ¿Qué por qué debía hacer aquello? y ella le contesto ¡hazlo papa! Hazlo si quieres que cumpla con tus deseos….


Y esa misma noche un nuevo guardián, hacia guardia frente a la puerta de la alta torre donde la princesa, acostada en su alcoba agarraba fuertemente entre sus manos la rosa marchita que aquel otro guardián… le había regalado con tanto cariño algunos días atrás…

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