miércoles, 2 de junio de 2010

Lagrimas.


Llueve y los cristales aun no se han acostumbrado a tanta agua, limpio el vaho, que provoca mi respiración, en un intento inútil de ver algo. Las gotas del exterior que caen como lagrimas… ¡esas si! no las puedo detener.
Hace ya un mes que no vivo. Solo salgo de mi habitación para ir a buscarte.
Cada día miro por la ventana con la única esperanza de verte pasar, recorro cada parque, cada calle, cada lugar que solíamos frecuentar… paso horas en la biblioteca esperando verte aparecer. Paso mil veces por debajo de tu casa… pero la puerta nunca se abre.
Las llamadas y los mensajes en tu contestador se acumulan amontonados seguramente sin leer.
Y cada vez que pregunto por ti, nadie sabe nada de ti.
Es como si de repente no existieses. Como si algo o alguien te hubiese alejado de mí. Nada me hace sospechar de tu paradero.
Durante el último año, me he esforzado en hacerte feliz, he cumplido todos tus caprichos, he ido a lugares inimaginables solo por ti, he renunciado a todo y a todos por ti… y ahora de repente ya no estás.
No sé cómo actuar, la gente me pregunta por ti y se preocupa, pero no sé qué decir ni que hacer. El dolor de momento tapa la vergüenza.
Me pediste una semana para pensar, y ya hace más de un mes. Necesito una explicación, una razón, algo que me haga comprender que ocurre.
Mientras tú no estás, algo me ahoga, algo no me deja pensar en otra cosa que no seas tú, tengo tanto dolor dentro que no puedo ni apenas hacer nada. Los ojos los tengo llenos de ojeras, pues ni puedo comer ni dormir.
Cada minuto aunque me pese mucho, simplemente me voy dando cuenta de que simplemente has huido, de que te has ido simplemente para vivir algo que te atraía más que esto. El dolor que esta idea me provoca, me perfora el corazón, y las lágrimas no cesan de recorrer mi cara.



Pasaran más de dos años, hasta que vuelva a verla. Aun hoy, y después de 15 años desde aquello, la primera mujer que me partió el corazón, no ha sido capaz de decirme a la cara ¿Por qué? me dejo. El dolor que provoco esos años en mi, nadie sabría perdonarlo. Me pasó a mí y aprendí de ello, aprendí que llorar no es de niñas, y que ni sería la primera ni la última vez.
Besos y gracias por compartir una terapia para lucidos conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Puerto Real, Cadiz, Spain