jueves, 10 de junio de 2010

El mendigo.


El día que el mendigo llego al pueblo, fue recibido con miradas irascivas, y la gente se apartaba de él, cómo de un leproso. El mendigo que cargaba un pesado saco…se acomodo justo debajo de un pilar de la catedral vieja, justo donde a refugio de la lluvia, podría dormir al abrigo de la inmensa catedral.
Pasaron dos días sin que nadie diese importancia al mendigo, tampoco el se apresuraba a mendigar una limosna a las salidas de las misas, o como mínimo tampoco se movía.
Un joven curioso, que más por molestar que por interés, se acercó al mendigo. Le dio unos golpecitos con la puntera de su pie. Él mendigo sobresaltado, despertó de su sopor.
-¿Qué queréis jovenzuelo? pregunto el mendigo al chico.
-¿Qué hacéis ahí parado?, ¿es que no tenéis nada que hacer…?
El mendigo sonriente rio y contesto:
-¿Es que tendría que tener algo que hacer…?
-Sí, podrías pedir, ¿es que no tenéis hambre?
-Ciertamente sí, pero solo espero que alguien necesite de mis servicios, contesto el mendigo.
-Y que podéis ofrecer vos… si solo sois un pobre mendigo.
-Es cierto, que soy pobre, pero este saco está lleno de patatas, patatas mágicas…
Jajajaja rio el joven…
-¿me tomáis el pelo mendigo?
-Haced la prueba…
- tomad una, apretadla fuertemente y pedir que se convierta en lo que más deseéis…
-¡eso sí! no mayor que ella misma…
-Y que pedís a cambio…
-¡Nada!… solo lo que creáis oportuno, aunque no es necesario ningún pago si así lo creéis.
El joven dubitativo, pensó por unos instantes y cogió la patata, la estrujo entre sus manos y pidió 6 monedas de oro…
Al instante y frente a la incredulidad de sus ojos… aparecieron 6 monedas de oro relucientes entre sus manos…
El joven en estado de éxtasis corría de aquí para allá, saltando de alegría.
Al rato se detuvo… y miro al mendigo:
-¿Dijisteis en serie, que no hacía falta pagar nada si lo creía oportuno?
El mendigo asintió y el joven desapareció al instante…
La noticia del mendigo corrió como la pólvora entre los vecinos de la aldea, y en un cortísimo periodo de tiempo se presentaron todos y cada uno de los vecinos, que se amontonaban y empujaban para conseguir un sitio privilegiado.
Una vez reunidos todos, el señor alcalde se dirigió al mendigo:
-¿Es verdad que poseéis unas patatas mágicas que podéis convertir en lo que deseáis?
-Es cierto que aquí tengo dichas patatas, pero sois vos quien lo debéis desear.
-¿queréis probar…?
Y el alcalde agarro fuertemente la patata entre sus manos y pidió un autentica y preciosa llave de oro para su pueblo…
Y así fue… como paso.
El alcalde estupefacto obsequio al mendigo con dos míseras monedas de cobre...
Y así cada uno de los siguientes utilizo la magia de las patatas para pedir aquellos que deseaban, unos pidieron oro, otros medicinas para sus familiares, joyas o monedas …siempre con la limitación del tamaño de dicha patata…aunque algunos poco avispados pidieron cosas curiosas o no … como un cascabel para un gato o algún que otro monóculo para la vista ….
Pasaron dos días y la ultima patata fue repartida, el mendigo hizo recopilación de lo obtenido, y solo conto seis monedas de cobre, dos panes y unos huevos… la mayoría al verse libre del yugo del pago, simplemente se aprovecharon de aquel ingenuo mendigo. Y así se levanto con su saca vacía, y se dirigió al próximo pueblo.
Mientras caminaba se percato que una pequeñita niña, lo observaba. Y se dirigió a ella…
-¿te quedaste sin patata?
Ella le respondió con un meneo de cabeza, en signo de negación…
-¿Entonces?
La niña se acerco, abrazo durante varios segundos al mendigo. Y solo dijo ¡muchas gracias!... volviendo apresuradamente con su madre.
El mendigo, levanto la pesada saca y tras echársela a la espalda… caminó sonriente hacia la siguiente aldea.


En este relato del mendigo, puede que lo mejor sea, la idea que os he querido trasmitir… Muchas veces me siento como este mendigo. Das tanto a los demás y recibes tan poco… que muchas veces estas a punto de enojarte con tu propio yo…
Los que como yo, sois así… sabéis que dar, es el mayor placer…
Por eso, esto está dedicado a quien no es así… y simplemente son de los que reciben muchas cosas o atenciones…
A veces unas simples gracias, puede volver a llenar un saco entero de buenas intenciones…
Gracias, a que en mi camino, siempre encuentro alguien agradecido que me da fuerzas para seguir siendo como soy… os doy también las gracias ahora a vosotros…
Besos para los unos y besos para los otros.



El cariño es más difícil de mendigar.

2 comentarios:

  1. Qué interesante relato.
    "Gracias" por hacérnoslo llegar.
    Saludos.

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  2. gracias por deleitarnos
    hacernos pensar
    para un poko y vivir libres y pensar en que somos y en lo que tenemos , gracias Antonio

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