sábado, 20 de febrero de 2010

Atrapado.

Acabo de toser, no podía respirar y algo entro en mi garganta, he saltado de la cama como un resorte. Pero algo ha golpeado mi frente y he caído aturdido. El golpe ha sido muy fuerte. No entiendo que pasa, me he tocado la frente y esta húmeda. Aunque he abierto los ojos no veo nada. Mis brazos palpan a mí alrededor y solo noto que estoy atrapado en una especie de hueco. La respiración debido a la incertidumbre y el miedo es muy agitada. Toco arriba, la superficie es rugosa, deja caer como arena sobre mi cara, sigo tosiendo es muy difícil respirar. Las piernas puedo moverlas, pero están aprisionadas, a mi lado hay espacio, pero no sé hasta dónde ni que hay.
Solo recuerdo que ayer me acosté de madrugada, y ahora estoy aquí. ¿Qué ha ocurrido? he gritado, creyendo que era una broma, pero esto no puede ser una broma.
He estado diez minutos pensando. La vista parece haberse adaptado. No veo nada, pero no sé cómo, puedo intuir que tengo cerca. He intentado hacerme una idea del habitáculo, parece que el techo lo tengo a tan solo 20 centímetros, sé que estoy sobre el colchón pues lo noto, he intentado dirigir mis brazos hacia la mesita de noche, debe de estar cerca, puede que consiga encontrar mi móvil, o algo.
He retirado las piedras de mí alrededor, en un intento de sentirme libre, pero las piernas no las consigo liberar. Estoy poniéndome nervioso, grito cada minuto dos o tres veces socorro. Pero me está entrando sed, será mejor que ahorre energías. Cogeré una piedra y hare ruido golpeando los hierros del cabecero de la cama. Ayer me parecía ridículo y hoy es maravilloso que sea de hierro. Como estoy boca arriba, el brazo se me cansa demasiado rápido, golpeando hacia atrás. Mientras descanso no hago ruido, quiero escuchar si oigo a alguien más, solo escucho mi llanto y noto mis lágrimas, me estoy derrumbando como la mierda hotel, que elegí ayer con las prisas.
Estoy asustado, y llevo llorando no se cuanto tiempo. Las piernas y la espalda no me duelen, pero necesito moverlas un poco para que me circule la sangre. Acabo de darme cuenta de que mi reloj, tiene luz, ¡dios que maravilla! lo he encendido, al pulsarlo y he visto mi mano estaba manchada de sangre, ¿debe de ser de mi frente? Esta seca, es buena señal supongo. La luz no vale para nada, no veo nada con ella, solo me servirá para mirar la hora, o dios no lo quiera, los días.
No se me ocurre nada, salvo esperar y golpear los hierros. He pensado si seré capaz de beberme mi propia orina, como salen en las películas, ¡creo que no!, además como lo hare, eso no salía en las pelis. No se me ocurre como recogerla, ni mucho menos si realmente me ayudara o si de lo contrario me hará enfermar.
He decidido no dormir, estaré todo el tiempo atento, por si alguien viene a rescatarme.
Un temblor sacude de nuevo el hueco. Cierro los ojos y me encojo lo más que puedo. Gracias a dios paso rápido. No ha ocurrido nada, todo sigue igual, pero eso me ha desmoralizado aun más. Si ha sido un terremoto y no un derrumbamiento, las posibilidades de rescate se han disparado negativamente. Si la ciudad ha sido arrasada los tiempos y las probabilidades de rescate se han reducido.
Llevo más de 12 horas aquí, debe de ser de madrugada. Tengo un temor, que se me acaba de revelar. Habrá alimañas que se puedan escurrir por el hueco, ¡odio las ratas! el repelús y el miedo, me está atemorizando tanto que estoy sufriendo una crisis de ansiedad. Dios mío porque me ha pasado esto, nunca debí hacer este viaje.
Estoy empezando a sentirme mal, creo que tengo fiebre o es el calor, además me he hecho las cosas encima. Sigo llorando, y golpeando el hierro.
El aire esta cada vez mas viciado, me surge otro temor, moriré asfixiado, ¿se acabara el oxigeno?....Grito de impotencia y vuelvo a llorar.
Han pasado dos días, no lo sé muy bien, empiezo a sentirme deshidratado, me duele la cabeza y el cuerpo esta entumecido. Mi mente esta delirando recuerdos de mi juventud, recuerdo cuando me enamore por primera vez, cuando mi madre me acurrucaba en la cama, recuerdo a mi padre trabajando en el taller e incluso huelo las margaritas que teníamos sembradas en el jardín... las lágrimas no cesan de brotas de mis ojos.
Más de tres días aquí... solo deliro pensamientos e ideas absurdas. Me estoy sumiendo en un letargo, del que no despertare.
Bebo en sueños litros de agua y corro libre por la playa. Es un sueño muy bonito, veo como los niños juegan en la orilla, dos cometas arriban en el cielo, luchan por librarse de las cuerdas que las unen al suelo, el viento aunque fresco, arrebata al sol un poco de su calor y el ruido de un motor, revela la presencia de un barco. Hace más fresco, y noto como la luz es más intensa, el ruido del motor se acerca muy deprisa. ¡Me asusto!, la luz me ciega, el frio eriza mi piel, el ruido se hace ensordecedor.... ¿qué ocurre?

Alguien me grita.



Nota: esta noche cuando os acurruquéis en la cama, y os tapéis hasta arriba, permaneced un rato en silencio, dejaros envolver en la oscuridad durante unos minutos, imaginaos que han sentido tantos desafortunados no solo en Haití, sino en cientos de desgracias. Encended la luz de vuestros relojes por las victimas de Haití. A veces entender la tragedia es más valioso que el donativo

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