miércoles, 7 de noviembre de 2012

La ventana del recuerdo.


Son las doces de la noche… y la enfermera acaba de venir a despedirse. Me ha traído un vaso de leche calentita.
Además me trae en el bolsillo escondido un sobre de cola cao que ha guardado expresamente para mí, junto a un yogur por si de noche me entran ganas de tomar algo.
La enfermera es muy agradable, tiene el turno de noche y está pendiente constantemente de mi… soy el único paciente de la doble habitación, y por lo visto tampoco hay mucha gente en toda la planta. Por lo que imagino disponen de mucho más tiempo.

Para cuando ella termine su turno yo aun estaré dormido.
De todas las enfermeras que me visitan es la más joven, se le ha despertado un instinto maternal conmigo increíble. Y eso que mi madre me acompaña día y noche… pero supongo que es normal, cuando tratas a los demás con tanta delicadeza… casi siempre recibes lo mismo… Y yo me estoy portando muy bien.

Todas me tratan como un bebe… pero eso a mí me encanta más que molestar.

Mi madre imagino que también se alegra pero no dice nada… ve el ir y venir de las enfermeras como una cosa ya normal. A veces sonríe cuando ellas se van… y yo me ruborizo ante ella.

Ahora ella esta medio dormida en la butaca… está ahí, relajada. Hemos pasado unos días muy intensos y ya más relajados, mi madre puede dormir casi toda la noche.
La miro mientras pienso… y pienso porque no puedo dormir.
Desde que llegue, las noches se me hacen muy angustiosa… temo dormir y volverme a ahogar y no despertar. Es una sensación increíblemente angustiosa y cuatro días después aun me sobresalta.

Después de todo lo que pasado estos días… de no comer en semanas, de la fiebre… de no levantarme ni moverme… de perder más de diez kilos… de aguantar la llegada a urgencias y de la intervención para drenar el flemón allí mismo sin anestesia, cosa que me permitió volver a respirar bien… de la sangre… del miedo…de las agujas que me metían en la misma garganta… y el gotero!!! Ese chisme que estaría conmigo una semana entera sin apartarse de mí. Todo eso, su recuerdo…
No me dejan descansar…

Durante el día todo es distinto… la llegada de la comida es todo un acontecimiento para mi… la dieta de masticación blanda es imposible aun de comer para mi… me meto las cosas en la boca y las saboreos… pero ni puedo masticar por el dolor y mucho menos tragarla. Así que chupo las cosas y bebo un poco de líquidos.
La llegada de las visitas me emociona en cantidad… Mi madre se alegra también, ella es la que habla… el corte en la garganta no solo no me deja tragar... Sino que hablar también es una odisea.

Aun así, sentado en la cama y ayudándome de aspaviento, recreo mis peripecias en urgencias con gran efusividad… mi madre me riñe continuamente y me pide que me calme… pero aguanto. Eso sí, estoy tan débil que me mareo con cuatro movimiento que hago. Pero recreo a la perfección lo que me hicieron y de tal modo, que con la habilidad que pudiese tener un actor, la visitas viven emocionadas el relato… Poniendo caras de dolor o de emoción según avanza la historia.

Pero en todas casi sin aire y acalorado término tumbándome triunfal en la cama… “El miedo se me iba desvaneciendo cuantas más veces contaba lo que me ocurrió”.
Aunque no recibí demasiadas visitas, ya que nadie apenas se enteró, si tengo que agradecer mucho las que tuve. “Qué cosas las visitas en estos casos, que llenan tanto de afecto y de calor a uno”.

Yo nunca había estado de paciente en un hospital, solo una vez de chico y apenas recordaba… quitando lo malo de lo que me trajo aquí… había cosas que me gustaban… las seguridad de sentirme cuidado… la tranquilidad… el trato… las visitas… incluso esa comida de hospital que nadie pensaría comer estando en su sano juicio, ahora se me antojaba un manjar en estos días…

Pero también el hospital me traía dolorosos recuerdos. Recuerdos de haber vivido casi dos años en este mismo hospital debido a la enfermedad de mi padre. El mismo hospital, diferentes plantas, diferentes motivos…. Pero los mismos dolorosos recuerdos, que juntos a años de mucho padecer, hoy en la soledad de la noche se suman a mi tormento.

Mi padre, su recuerdo… ahora algunas cosas cobraban mucho más sentido para mi… ahora entendía un poco mejor lo que mi padre pudo padecer en silencio tanto tiempo. Nunca se quejo… nunca le escuche una queja…

Y aquí estoy yo hoy, tumbado en la camilla mirando como el antibiótico colgado va bajando poco a poco por el tubo e introduciéndose en mis venas lentamente… y ¡Que dolor!… llevo cuatro días tan solo… y mis venas se recienten… el dolor al entrar el antibiótico en mi cuerpo me hace estremecer… ¡noto el calor! y me duele… es soportable pero molesta, ¡quema!

Me siento tan mal que no me quejo por vergüenza… la cara la contraigo de la quemazón cada vez que me aplican el gotero de ese antibiótico. Es la misma sensación que cuando te ponen un pinchazo en el trasero, y te duele el líquido al entrar…pues igual pero continuado durante muchos minutos.

Y es cuando pienso en mi padre… en la cantidad de veces que lo vi con el gotero puesto… en la cantidad de veces que le pregunte que si le dolía o le molestaba algo. Y en la cantidad de veces que él me contesto que no.

Que valiente mi padre afrontando su enfermedad durante años… y yo tan quejica por una simple infección.


En la soledad de la habitación, con el reflejo de la noche entrando por la ventana, viendo a mi madre dormir plácidamente en la butaca… se me caen lágrimas de dolor por mis mejillas.
Las noto recorrer mi cara pero las dejo avanzar, ¿puede? que mi padre también llorase en silencio por las noches cuando estaba solo. O ¿puede que no? ...



Yo hoy no lloro de pena por el dolor del brazo, lloro por el dolor de haber perdido a mi padre y lloro por lo que una persona tan buena como ella debió de padecer.




P.D. Dedicado como no, a mi Padre y a todas las enfermeras.



Cinco meses después, me encuentro de nuevo recuperado y preparado para escribir de nuevo.

1 comentario:

  1. AY TONIO PICHA NO HE PODIDO LEERLO ENTERO......... PERO MU BONITO............ HACE 3 DIAS HIZO AÑO DE MI MADRE Y NO HE PODIDO SIGUIR. UN ABRAZO PICHA. ENYPE

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