martes, 5 de abril de 2011

El beso.




Parecía todo tan fantástico….hablábamos horas y horas, y su compañía se había convertido en todo un placer para mí. Era tan amena la conversación, que ni me daba cuenta de que a veces gesticulaba tanto, que mi imagen le resultaba mucho más graciosa a ella,… que la propia conversación, lo que propiciaba sus risas. Pasamos tanto tiempo juntos que sin saber cómo, en un instante, mi cara se detuvo frente a la suya… y quedamos mudo ante la cercanía de ellas. ¿Qué casual del destino o del azar lo había propiciado?
Durante varios segundos, mis ojos lo único que hicieron fue recorrer velozmente cada punto de su bello rostro. Mi mano, mientras observaba sus ojos, se coloco sobre su mejilla. El suave roce de su piel sobre mi mano, erizo mi piel al instante… un suave apretón de ella le demostró lo grato de su roce. Ella por el contrario no pudo ocultar el placer que le provocaba la caricia, e instintivamente y de manera involuntaria, su cara se ladeo dejando prisionera mi mano durante varios segundos, en un vano intento de retener aquella sensación por más tiempo.
La caricia provoco que ella relajara su rostro y una tímida sonrisa asomo en su faz. La visión de su sonrisa fue como una señal para mí… e instintivamente provoco que mi otra mano se posara en su otra mejilla. Su cara se enderezo y mis manos dirigieron su tímida cara hacia la mía. Mis manos se posicionaron en un lugar más bajo, y justo casi como el que mantuviere algo sumamente delicado en equilibrio, mis manos sujetaron su barbilla, y la atrajeron hacia mí.
Sus labios, finos y suaves, rozaron los míos… y ambos se humedecieron al instante, haciendo que mi piel, mi rostro y mis ojos… parecieran probar y demostrar algo extremadamente excitante….
Mis ojos se abrieron por unos instantes más de lo que yo hubiese podido imaginar o querer, al probar su saliva… me deje embargar por el inmenso placer de besar unos labios tan dulces y delicados… me recordaban algo que ya había olvidado y que ahora de nuevo despertaban en mi, a cada neurona dormida de mi ser.
Mis manos, acariciaban su pelo y su nuca, mientras llevados por el frenesí la besaba como nunca creí besar. En parte por la necesidad no solo de saborear cada segundo…, sino la de sellar un pacto entre ambos… a cual más largo seria, justificado por la duración del beso…
Y fue tal el placer y la excitación que cuando al fin el aire nos falto a ambos, entonces solo, pudieron separarnos bruscamente el uno del otro… y una sonrisa nació en nuestros rostros exhaustos.
Tanta excitación hizo que me tambaleara de emoción… fui a sentarme justo en el reborde de la muralla donde estábamos…
La satisfacción y el placer recibidos no podrían justificar el hecho que me atormento dos segundos después de poder alcanzar recordar la realidad… realidad que no era más que la de haber robado un beso a un fruto prohibido para mi… besos que ya pocas veces mas estaría a mi alcance…
Entonces angustiado comprendí lo cruel de mi existir al comprender que aquello rara vez se repetiría de nuevo y dos lagrimas surcaron mi rostro al recordar quién era la mujer a la que había besado…

Había besado a mi mejor amiga.

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