martes, 12 de octubre de 2010

La tarta de Natalia.


Es curioso cómo, cada año decimos que no vamos a celebrar nuestro cumpleaños… y aunque lo repetimos insistentemente lo deseamos del mismo modo.
Todos deseamos soplar las velas rodeados de amigos y seres queridos…
Todos deseamos que la persona amada nos sorprenda con un regalo sorpresa o una fiesta…
Además de recoger abrazos y felicitaciones de los amigos… cuando un amigo se acuerda de tu cumpleaños… es como si algo en ti renaciese…
Pero generalmente anhelamos algo,… que generalmente no se cumple….
Y es que al final, no lo celebramos como cuando éramos jóvenes, no llamamos a los seres querido para reunirlos, no los invitamos a pasar algunas horas juntos, y lo peor es que olvidamos los cumpleaños de los demás… provocando de una manera del todo consciente o inconsciente un mal…en los corazones de nuestros seres queridos.
Yo… soy de los que me apasionan los cumpleaños… la tarta, compartirla, las fotos para el recuerdo, el deseo… y como no escuchar el asíncrono y desafinado cantar de los demás…
Para mí, más que la fiesta, es el poder disfrutar de una rato rodeado de amigos y siempre lo celebro en casa y si coincide en día laboral también en el trabajo…
La historia que os voy a contar trata de una chica, joven de alma y de espíritu, una persona posiblemente como tu…


Natalia contaba los días que quedaban para su cumpleaños con una ilusión desmesurada…
Era tanta la ilusión, que los días previos apenas dormía…
Soñaba con que regalos recibiría, que sorpresas tendría, y como seria su pastel…
Cosas que cualquier niño desea… y deseo que para nuestra pequeña Natalia, no se cumplirían.
-La suerte que algunos tenemos y que no valoramos, la desean millones de niños en este mundo…-
Nuestra pequeña Natalia… ¡despertó!
Era su día, hoy era el día de su cumpleaños… corrió a vestirse…
Bajo a la cocina, y busco entre los cacharro de su madre, un cazo plateado, que brillaba, estaba semi nuevo… y corrió de nuevo a su cuarto.
Acomodo la cacerola boca abajo en una pequeña mesa y saco del cajón de su cómoda… unas pocas velas de colores y varias cerillas…
Acomodo alrededor de la mesita a dos muñecos, un oso y otro peluche que no sabría decir que era.
Cuando todos estaban acomodados, la anfitriona encendió las velas y sirvió unas ficticias tazas de té… y con tanta emoción como el acto exigía… ¡soplo las velas!
Y las risas de Natalia, se escuchaban por todas partes…
Sus padres que la observaban escondidos desde la puerta, no podían dejar de llorar… las lágrimas les recorrían amargamente sus rostros…


No sé si sus padres se perdonaron algún día, el no haber celebrado aquel día el cumpleaños de su querida hija… lo que si se, es que a partir de ese día, nada podría evitar que Natalia tuviese su cumpleaños.


Nota : Esta historia está dedicada a mi amiga Nata, en el día de su cumple…Para que cumpla muchos años más y que no olvide lo importante que es celebrar y que te celebren los cumples. Un beso muy fuerte Natalia Chada.
Esta historia está basada en un hecho real.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Puerto Real, Cadiz, Spain