domingo, 28 de marzo de 2010

África en mil palabras.



Acto I. La partida.

Aun no puedo creer que este aquí sentado. Sentado en un aeropuerto extraño para mí. En una ciudad que no es la mía. Y esperando a una persona, a la cual no conozco, para hacer un viaje a África de doce días. Un viaje al corazón de África. Un viaje a lo desconocido. Un viaje para ver, disfrutar, sentir y soñar con un mundo que se nos antoja aparte.
Si alguien me preguntase que hago aquí, no sabría qué contestarle.
Marta, la chica a la que espero, vendrá en apenas veinte minutos. No sé nada de ella, solo hemos intercambiado algunas conversaciones por el chat de facebook, y lo que se de ella, lo sé de visitar su perfil en facebook y de seguir su blog.
Todo empezó un día bromeando. Sin saber apenas como empezó muy bien la conversación, supongo que hablando del libro que leía sobre África “Ébano” y que ella misma me recomendó. Ella me comento la ilusión que le haría hacer un viaje a África. Enamorada de este continente, su ilusión es conocer en persona la vida y costumbre del pueblo masai, de visitar y recorrer parte del Serengueti. De documentar todo lo que sus sentidos percibiesen. Y como no, le dije que si alguna vez hacia el viaje, no la dejaría ir sola. Iría encantado con ella. Y al final, aquí estoy. No creáis que esto es normal en mí, para nada. Pero la idea de ir con Marta, me animo a vencer el miedo a viajar solo. Aun no sé cómo me atreví a aceptar. Al principio no me pareció mal, pero ahora me muevo inquieto en la silla. Los nervios están acabando conmigo. Llevo días sin pegar ojo, y la sudoración es incontrolable, mala señal para alguien que no suele sudar. Siempre pensé que no me atrevería a montar en avión, es más, renuncie a viajar muchas veces solo por el hecho, de que el avión era inevitable, y fijaros, ahora esto es lo de menos. Tengo tanto miedo a que hacer, que decir, como actuar cuando llegue Marta, que para nada me preocupa el avión, es mas deseo ya montarme en él, y lo más rápidamente posible.
Y que pensara. ¿Le caeré bien?, o por el contrario le produciré algún tipo de rechazo. El ser humano es a veces muy caprichoso en este sentido, sin ningún tipo de razón, vemos a alguien y simplemente no nos cae bien, no nos gusta... puede ser su pelo, su ropa, sus gestos, su voz, su olor...hay cientos de factores que pueden desencadenar estos sentimientos... y temo que Marta no se sienta a gusto en mi compañía y el viaje sea un fracaso, o simplemente no lleguemos ni hacerlo. Esto lleva atormentando desde que concerté las fechas del viaje.
Aunque en cierto modo, el viaje es lo menos importante para mí.
Desde que hable con Marta por primera vez, me encanto su personalidad, su intelecto, es una persona extremadamente compleja a la vez que sencilla, su cultura me sorprendió y su inteligencia. Para nada esa imagen de chiquilla alocada que quiere dar, representa a la Marta soñadora y escritora, a la chica que rebosa potencial para cada cosa que hace. No creí encontrar alguien tan afín, le gusta todo lo bueno de la vida, soñar, leer, escribir, la fotografía, el medio ambiente, la historia, las revistas de ciencia, de naturaleza, políticamente activa, critica con inteligencia cada injusticia que presencia, la música y mil cosas más.
Ella ha despertado en mi muchos intereses, intereses que yo tenía dormidos y que ella ha sabido despertar y alentar. Compartirnos tantas aficiones e ilusiones. Que no he podido resistirme a desear, tener el honor de que cuente conmigo para algún día, desarrollar alguna actividad juntos, y fijaros. De golpe un viaje a África. Un lugar tan desconocido para el mundo, como para nosotros el otro.
Ella siempre me recuerda que no tenga miedo a sufrir. Y para mi, sufrir no es lo que me da miedo... Para alguien como yo, trabajador de un comercio, por el cual pasan cientos de personas al día, decir que me siento solo...suele resultar extraño. La soledad para mi...no es que no haya nadie alrededor...para mí la soledad es que no haya nadie afín a tu alrededor... Puedes estar rodeado de mil personas y sentirte solo...y puedes estar solo con una persona y sentirte pleno.
Para mi Marta ha sido la oportunidad de sentirme bien, su amistad desinteresada, su amabilidad para enseñarme, su simpatía hacia mí, incluso cuando metía la pata... y simplemente la oportunidad que me brindo para conocerla, sin prejuicios, sin prejuzgar, eso me encanto... yo no soy demasiado complejo, cualquiera que le apetezca llegara a conocerme muy fácilmente, con Marta no tuve que inventar nada, ni ser quien no soy...simplemente me dejo ser como simplemente soy...una persona normal.
Y por eso la aprecio tanto.

Por eso cuando llegue, simplemente seré yo... torpe y simple, pero educado.
Olvidare los cientos de ensayos que llevo días preparando, las valoraciones sobre si darle la mano, un beso o simplemente un saludo, incluso me quitare esta chaqueta que me ahoga, y me pondré el polo que llevo en el bolsillo grande de la maleta preparado...
Simplemente me dejare llevar, disfrutare del viaje...seré yo

Marta tendrá su viaje...
Yo por fin no viajare solo...
Y ojala Marta me valore tanto como amigo, como yo la valoro tanto como amiga...

Así que solo esperare, con mi cámara y mi libreta, los cachivaches que compre durante años y que nunca utilice, como la brújula, los mapas y mi cantimplora. Revisare mi pasaporte y el billete, la red anti mosquitos, y la de Marta que seguro no lleva (por eso compre dos), los prismáticos, el nuevo zoom, el adaptador de corriente, las baterías, tengo tantas cosas mezcladas con la ropa y los bocatas de tortilla que mi madre preparo, jajaja que el tiempo pasa sin darme cuenta.


- ¿Antonio?

- ¡Martaaaaaaaaaa!

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