domingo, 24 de enero de 2010

La pequeña estrella que cayo del cielo.




Una noche de verano, una pequeña estrella cayó del cielo. Perdida y abandonada por sus hermanas mayores más luminosas, deambulo por nuestro cielo en un vano intento por encontrar su sitio. Desorientada y desconsolada, se dejó caer al suelo, aterrizó en un pequeño jardín, y, exhausta, durmió durante días.
A los tres días despertó. Una bella flor que la observaba atentamente, le pregunto: ¿por qué caíste en mi bello jardín? Ella le conto cómo, rechazada por sus hermanas y perdida, terminó en el jardín. La bella flor sonrío, y le dijo que su jardín sólo había sido concebido para albergar a las plantas más bonitas y exóticas del planeta, por lo que invitó a la pequeña estrella a que abandonara su jardín. La estrella le contestó: “bella flor, si he sido creada para brillar en el cielo, ¿cómo es posible que no se me permita brillar aquí?” A lo que la flor dijo: si abandonada por tus hermanas fuiste, es porque tu brillo no es digno del privilegio de estar entre las mejores. La pequeña estrella, herida por las palabras de la flor, abandonó el jardín mientras las flores burlonas y arrogantes la increpaban. Y la pequeña estrella, pérdida y casi sin brillo, quedó tendida en un prado.
Pasaron varios días y la estrella se apagó por completo. Cuatro gansos que inquietos
revoloteaban de aquí para allá, molestaban a la pequeña estrella sin percatarse de su presencia, pues su aspecto era ya más parecido al de un pedrusco. Ella pregunto a los gansos: “¿Por qué me molestáis?, ¿cuál es la razón de que no me dejéis morir en paz?” Y ellos le contaron que llevaban muchos días perdidos, y que cientos de aves en sus migraciones habían perdido de vista la pequeña Estrella Polar, esa pequeña estrella de débil brillo, debido a su lejanía, que tenía la peculiaridad de ser la única estrella del firmamento que no se movía. Y que sin ella ningún animal nocturno encontraría jamás su hogar. Fue entonces cuando la pequeña estrella comprendió cual era su lugar, y voló de nuevo al lugar que le correspondía. Desde ese momento podemos verla inmóvil en nuestro cielo.
Como castigo, cada noche cada bella flor debe cerrarse para ocultar su belleza frente a la verdadera belleza interior de nuestra estrella.
Y lo más importante es que nunca sabremos lo importante que podemos llegar a ser para otras personas...



NOTA: Esta historia la escribí para mí querida amiga Susana, para que se viese reflejada en esta pequeña estrella, y se animase (01.03.09)

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